¿Te miras al espejo y sientes que el tiempo te está robando tu belleza? Las arrugas, las líneas finas, la piel opaca…
Todas esas señales que te recuerdan que los años pasan.
No es solo la piel, es cómo te sientes... menos segura, menos vibrante, como si esa versión joven y radiante de ti misma se estuviera desvaneciendo.
Sé lo que es...
He hablado con cientos de mujeres como tú, mujeres fuertes, trabajadoras, madres, esposas, que solo quieren una cosa: sentirse tan jóvenes por fuera como se sienten por dentro.
Pero los productos prometen y no cumplen. Cremas caras que no hacen nada, tratamientos que te quitan tiempo y dinero, y al final, sigues viendo esas arrugas burlándose de ti cada mañana.
Y no es solo una arruga...
Es esa mirada en tus ojos cuando te comparas con fotos de hace 10 años...
Es el comentario de una amiga que dice “te ves cansada” cuando tú solo quieres escuchar “¡qué joven te ves!”.
Es el miedo de que tu pareja, tus hijos o hasta tú misma dejes de ver a esa mujer hermosa y poderosa que solías ser.